Hoy por fin puedo escribir con las heridas aún
abiertas después de varios años de estar en la U.V.I del hospital de la vida. Cada
vez que escucho con la ligereza que normalmente se utiliza la frase” estoy
depre” cuando tenemos un mal día, estamos tristes o melancólicos, sin pararnos
a pensar en lo cruel que es la enfermedad para el que la sufre y su familia.
Su extensión en el tiempo
limita profundamente a la persona
a pesar de los tratamientos psiquiátricos y psicológicos. La lucha es
titánica al menor resquicio dejamos a la
depresión adueñarse de todo y vuelta a empezar. Somos gladiadores en un circo
donde no tenemos ni espada, ni red para defendernos. Acorraladas y solas ante
la ferocidad humana.
Las causas son
infinitas, descubrirlas y hacerlas frente es el reto más ímprobo al que nos
enfrentamos.
Ahora cuando tanto se publicita sobre el maltrato a la
mujer no puedo soportar los anuncios, ni tampoco cuando dan la noticia de un
nuevo asesinato de una de nosotras. Me “enfada” cuando escucho al periodista de
turno referirse “no había denuncias previas” al comunicar la noticia del
crimen.
No tienen ni idea del sufrimiento constante a que estamos
sometidas. No hace falta que haya golpes, ni moratones, ni brazos rotos, etc.
Cuando sucede en el interior de cada hogar existe un maltrato psicológico que
te va matando poco a poco, un sufrimiento insoportable donde la muerte es la
liberación.
Se que es duro oírlo pero más, muchísimo más,
sufrir la más larga premuerte que
cualquier enfermedad pueda causar jamás. Es la que te produce la persona que se
supone que te amaba más que a nada en el mundo (estos amores sí que matan).
Es una
de las enfermedades más odiosas ya que no tenemos antídoto, ni vacunas y nadie entra en el fondo del problema solo
ponen parches que no solucionan nada. No quiero que suene feminista porque
también hay hombres que lo sufren y no denuncian ni lo afrontan porque esta
sociedad no lo “ve bien”.
La lucha continúa pero con tanta fuerza que
dentro de poco tiempo ésta gladiadora tendrá “la libertad”. Ánimo a todos los demás que aunque
ahora no lo creáis, tened la seguridad de que la vuestra tiene recompensa y esa es “la victoria”.
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Buen post mi querida Toñi, que cierto es, puede minarte de tal manera que se va difuminando tu esencia y hundiéndote en el más profundo de los abismos. No se debería hablar tan a la ligera, sin saber de que estamos hablando, vivirlo es tremendo. Mi abuela lo vivía día a día y para olvidarlo, olvidaba cada día, hasta que llego el día que olvido quien era y lo que había vivido. Estoy segura de que fue así. Ella quiso olvidar todo lo que la rodeaba pensando que así no sentiría ese profundo dolor. Gracias cielo . Besos!!
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