Escuchando
la radio por la noche me encontré con esta curiosidad que antes desconocía,
espero que os sorprenda como a mí.
Cuando los romanos se hallaban en el templo
de Marte cayó del cielo un trozo de metal sobre el rey Numa Pompilio (sucesor
de Rómulo), durante una peste que los
asolaba. Se oyó una voz que decía que Roma debía ser señora del mundo mientras
conservara el escudo.
Numa por consejo de la ninfa Egeria encargó
once escudos idénticos para si intentaban robarlo no fueran capaces de
distinguirlo el verdadero de los falsos. Estaban hechos de bronce de forma oval
con una escotadura a cada lado y dos pies y medio de longitud.
Los ancilas o escudos sagrados se guardaban
en el templo de Marte custodiados por los doce sacerdotes llamados saliares
constituidos a tal fin.
El encargado de dirigir a Roma a la guerra
tenía que pasar por el vestíbulo del templo
donde antes de marchar y después de haber golpeado los escudos y tocado
la lanza del Dios exclamaba:”Marte vigila, Marte despiértate”.
Cada
año en el mes de marzo los procesionaban los ancilas tres días alrededor de
Roma y después los colocaban de nuevo en su lugar; durantes éstas fiestas no se
podía celebrar ningún matrimonio ni emprender cosas de importancia.
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