De buena mañana salí a pasear y
ante mí se dibujó un hermoso jardín que mostraba unos rosales hermosos,
cuajados de flores con numerosas mariposas revoloteando a su alrededor. Entre todo sobresalía un frondoso árbol
cuajado de frutos rojos que parecían
manzanas, a su lado una esbelta mujer cubierta con una túnica de un blanco
destellante de estilo griego. Con la mano había cogido un fruto e
hizo ademán de acercarlo a su boca.
¡OH Sorpresa!
Su cara no era de mujer, más bien se correspondía con un ciervo con sus
cuernos y todo!
Más adelante diviso a otra dama
aspirando la fragancia de de unas pálidas flores, con un vestido azul intenso
que con los rayos de luz produce un brillo espectacular. Lo extraño en esta
ocasión era el tocado que la adornaba una gran mosca verde en el lado izquierdo
de su cabello.
Sigo adentrándome en el jardín
hasta hallar una puerta traslúcida donde la luz del sol se manifiesta en todo
su esplendor.
Puse mi mano sobre el cristal
entonces ví un cuerpo de mujer desnudo suspendido en el aire rodeada de
avispas, ella se protegía la cabeza con los brazos. De unas nubes blancas salía una mano que le
ofrecía una llave, de pronto los cúmulos se tornaron azules y la puerta se cerró.
En ese momento apareció un
teatrillo de títeres donde una bailarina hacía piruetas sobre un cocodrilo. Su
rostro aparentaba una serenidad que le faltaba, mientras unas pistolas le apuntaban
desde los dos lados del telón.
Las olas de cartón piedra
simulaban un inmenso mar encrespado y sobre su cabeza lucía un enorme sol de
protección. El cocodrilo se movió sigiloso y los dos desaparecieron entre las
olas.
Miré hacia la izquierda del paseo
donde contemplé un cenador rodeado de frondosos arbustos, entonces giré los
ojos hacia el otro lado y vi una media columna de bellos labrados que sostenía
una gran maceta del mismo color.
Estaba cubierta de hermosa flores
diminutas, en el suelo unas níveas azucenas embriagaban el aire.
De pronto me sentí en el país de
Alicia. Hombres con cabeza de conejo, niños con
ropajes de duendes, ¿una cebra o una mujer? era mitad cebra y mitad
mujer, que vigilaba un pebetero. El dedo índice de su mano izquierda señalaba
hacia el firmamento y el otro hacia la tierra.
Por fin vi un caballo, algo
normal o eso creía yo, porque a medida que alzaba la vista lo que en un primer
momento era el cuerpo de un caballo, se fue convirtiendo en un apuesto joven
que escondía sus ojos tras un negro antifaz, mientras un niño-conejo le
cuchicheaba al oído.
Un hermoso lago azul daba paso a
unas preciosas palmeras que ascendían hacia el cielo.
Fué una nueva aparición de dos
hermosas mujeres en plena madurez ataviadas con vestidos de la época del REY
SOL, sus peinados voluminosos de color plateado me hizo pensar que había
llegado el momento de admirar una imagen normal.
A medida que mis ojos recorrían
sus cuerpos observaba los bordados y los encajes de los vestidos, cuando llegué
hasta sus manos me dí cuenta que nada era "normal"
Con
cada una de sus manos sostenían un corazón, y en la otra una litografía
de un gran ojo, la mano de la otra
mujer aferraba una llave como signo de
protección.
Entre abrí los ojos lentamente
para ubicarme, la cama estaba tan revuelta que mi cuerpo estaba enredado entre
las sábanas.
Las imágenes oníricas golpeaban
una y otra vez mis pensamientos, estaba tan agotada como si en verdad hubiese
viajado por esos lugares, ¿o quizás sí?...
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