Esa noche se durmió tatareando la
música. Saltaba de una canción a otra hasta que
el sopor nocturno le cerraron los
párpados.
Era la primera vez en mucho
tiempo que no tiraba el despertador, se fue a la ducha con la musiquilla en los
oídos, después en la cocina tomó un vaso de zumo de naranja y subió al coche
rumbo a la oficina.
Dentro del despacho comenzó a
cambiar algunas cosas de orientación menos la mesa y la incómoda silla, se tomó
un café con leche de la máquina para
comenzar su ardua tarea, luego un
pequeño descanso para el sándwich de media mañana y otro café para aguantar
hasta el medio día.
A las ocho de la tarde se fue a
Clamores necesitaba el jazz como alimento espiritual y un bocata de calamares
con un rubia cerveza sin alcohol para mitigar el hambre y la sed.
Después de tres horas se fue a
dormir hasta el día siguiente, así pasó la semana hasta el viernes por la noche
que volvió a cenar con sus padres.
El sábado a primera hora tomaron
un café con leche y se fueron camino de la sierra, una vez asentados padre e
hijo se fueron a caminar entre los peñascos hasta la hora de comer. Un buen
momento para descubrir al hombre, pensó Néstor.
—Oye papá, la otra noche nos
dejaste muy sorprendidos jamás se me hubiese ocurrido pensar que tuvieses una
vida oculta—
Con una media sonrisa replicó— Todo esto pasó
antes de conocer a vuestra madre no se
lo conté porque era lo mejor, pues cuando se abre un ovillo se empieza a tirar
del hilo y no se sabe como acaba, así hemos disfrutado de una vida tranquila—
—Algunos recuerdos buenos seguro
que guardarás—
—Cada año al llegar los
carnavales mi mente viaja hasta Nueva Orleans, su Mardi Gras se basa en los
nuestros, son las raíces que les dejamos mientras fue española; las peñas
decoran las carrozas para el desfile pero solo puedes acceder si pagas la cuota
o sea que lo de las peñas te suena eh? —
—Pues no lo has tenido que pasar
nada bien, si te acordabas tanto—
—Con el tiempo te acostumbras a
vivir con ello, no te queda otra—
— ¿y cuál fue el verdadero motivo
de tu regreso, alguna mujer?—
Volvió a hacer una mueca que
quiso ser sonrisa y respondió— Tú sabes que casi todas las bandas la componían
negros, no es como ahora. A mí de vez en cuando casi al final de la actuación
me dejaban tocar con ellos para practicar —
—No has contestado a mi pregunta—
—Pues si por una mujer, la conocí
en el local al que acudía era muy hermosa, y sí era negra, nos veíamos a
escondidas pues entonces no las dejaban salir con blancos, su hermano tocaba en
la banda. Así por encima te diré que él se enteró la obligaron a casarse con un amigo de la
familia, me resultaba imposible verla y no hablarla y coger su mano por ello
decidí poner agua y tierra por medio para seguir adelante—
—Lo siento por tu sufrimiento,
pero gracias a ello estamos aquí—
—Guarda la trompeta y sigue con
la percusión hasta que toque como Lenny
White te queda un arduo camino—
—A tanto no aspiro con hacerlo
bien… Dime algún nombre con los que tocabas o no fueron famosos—
—Morton escribió muchas melodías
con matiz español para que el jazz sonara auténtico. Las bandas de Fletcher,
Duke Ellington y alguna otra que ya los nombres se me van de la memoria a
fuerza de acallarlos, los años que no perdonan—
Anduvieron el camino de vuelta enfrascados
en sus pensamientos, uno aflorando vivencias que solo él conocía y Néstor
ordenando en carpetas como si del ordenador se tratase toda la información
recibida.
El fin de semana había sido muy
especial, enriquecedor, no importa donde te encuentres las vivencias y
sentimientos te acompañan siempre, no se puede huir de ellos por lejos que vayas.
Durante las semanas siguientes
los fines de semana subía con sus padres a la sierra, la habitación insonorizada por fin
tenía alma, sonaba la trompeta y la percusión al compás de los vinilos de jazz.
Al llegar el verano llevó a sus
padres al pueblecito serrano, mientras él se fue a recorrer los caminos con el
equipaje cargado de ilusiones como otrora hiciese su padre.
© Todos
los derechos reservados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario