viernes, 4 de septiembre de 2020

Y AL FINAL….


                                                       
  Marian había desechado la idea de que cupido la tocara el corazón, no miraba a los hombres con deseo, los veía simplemente como personas despojadas de cualquier atractivo sexual.   Su tiempo pasó irremediablemente, su alma se alimentaba de lecturas y del cariño incondicional de los suyos.
     Buscó dentro de sí y halló en escribir una gran satisfacción personal. Los pequeños cuentos que hacía para sus nietos los basaba en parte de sus travesuras y las de sus hijos dándoles un toque de aventura  fantástica que  les entusiasmaba.
     Entre relato y relato, navegaba por Internet en busca de inspiración o algo que implicase emociones, curiosidad y ¿porqué no? Un toque de desencanto.
    Se dio un descanso para tomarse el café con leche de todas las tardes, mientras lo saboreaba entró en el chat que en otrora frecuentara para aliviar su soledad, quizás le contaran alguna historia provechosa.
   De ese modo conoció a Alicia una mujer  casada y atrapada en un  matrimonio anodino, tedioso, con discusiones que la sacaban de quicio; con los hijos fuera del hogar los días se le hacían insoportables.
    Buscaba el sexo que su marido no  satisfacía, llevaba años en el chat y conocía a personas en su misma situación. Así comenzó la relación con Juan, en poco tiempo intimaron tanto que de internet pasaron al móvil y del teléfono a verse.
  Se citaban en Benidorm a  medio camino,  Alicia  le prestaron un apartamento para cuando Juan  venía.
     Cuando le preguntaba por que no se separaba respondía “hay que  mantener el nivel de vida,  ese un precio que asumo gustosa” Lo dijo con esa tranquilidad que a María la desconcertaba y le descolocaba sus esquemas.
   Con Juan llevaba a cabo sus fantasías más delirantes  aunque se vieran menos de lo que ellos desearan. Alicia solo pensaba en disfrutar, decía que la vida era corta y tenía que exprimirla a tope.
    Una noche mientras hablaban le soltó una bomba que la dejó aturdida, jamás hubiese sospechado que Alicia le pidiese acostarse con ella, tardó en reaccionar ante semejante proposición pero al hacerlo se lo tomó a broma.
    Le contestaba con su ironía habitual sin embargo Alicia le rebatía en serio, la conversación tomaba unos derroteros muy picantes. Entre risas y veras las palabras eran dardos certeros que  desataban sus imaginaciones hasta límites insospechados.
   Entonces Alicia cambió de estrategia, le contaba que su marido estaba en la cama dormido como un tronco sin hacerla caso, añadiendo la coletilla” como todos los días”.
    Sin embargo no dejaba a Marian tranquila ahora le decía que tenía un sitio en su cama que jugara con él a ver si lo mejoraba… las risas estallaron.
  Marian sacó fuerzas para contarle que se encontraba fastidiada, a pesar del tiempo transcurrido de su alejamiento con Alberto. Sus subidas y bajadas con discusiones rayando los extremos, hasta que un día harta de la situación le envió una carta por mail en la seguridad que no le contestaría, él era así, se enfadaba cada vez que le llevabas la contraria.
  Volvieron a hablar, al verse  las chispas saltaron de nuevo y una vorágine inexplicable se apoderaba de ellos.
 Por la noche esperaba su charla con Alicia necesitaba oírselo decir lo que ella ya conocía: dejar y alejarse rápidamente de Alberto.
    La bronca que  le dedicó fue monumental pero Marian la aguantó estoicamente por que estaba llena de razón. Cuando Alicia calló ella sonrió con una mueca mientras que comprendía su enfado, pero le costaba tanto hacerlo… Sin embargo lo conseguiría a cualquier precio, pero ese  era tan alto…
   Alicia comenzó a hablar de sexo para distraerla y continuar con sus consabidas bromas, en ellas  hallaron un divertimento inocente; habían conectado.
 Pese a la juventud de Alicia en sus conversaciones ello no se notaba, más bien al contrario, se encontraban tan a gusto que parecían conocerse desde siempre. Comenzaron a verse más a menudo unas veces solas y otras los tres, hasta que una de esas ocasiones apareció Marian con Juan.
 La tarde iba cayendo con naturalidad fueron a casa de Alicia, era el morbo llevado al extremo y su marido sin saber nada….Sin quererlo o tal vez si, Marian se vio envuelta en los juegos de Alicia.
   Amaneció un día espléndido de sol y calor pese a estar acabando el mes de febrero, la playa estaba llena de turistas que acaparaban los primero rayos. Marian y Alicia esa tarde se fueron a bailar, después unas copas  antes de ir a casa. Una vez en el dormitorio sus ropas se desperdigaban por los muebles, por el suelo, sobre la cama.
   Cansadas, las palabras apenas susurradas, los ojos entornado mostraban sus cuerpos exuberantes, Alicia no pudo reprimir los deseos de poseerla  Marian se dejó querer sin oponer resistencia, estaba descubriendo el placer más  íntimo con una mujer. Nadie hasta ahora la había elevado de esa forma al séptimo cielo.
   Se quedaron dormidas entrelazadas, cuando el timbre del  teléfono las sacó del plácido sueño. Su marido estaba llegando a casa rápidamente se ducharon  María salió  a toda prisa.
   Una vez en casa comenzó asimilar la experiencia nocturna, esperaba tener sensaciones encontradas, con extrañeza vio que no le incomodaban para ella había sido importante  quizás Alicia...
   Seguramente no volverían a verse después de ese día, pero se equivocaba, la llamó para verse necesitaban  hablar. Cuando colgó el auricular los nervios se apoderaron de ella.
    Las cavilaciones comenzaron a atormentar su pensamiento. Al verse se abrazaron con gran efusión, entonces los miedos de Marian desaparecieron. Cogidas de la mano paseaban descalzas por la arena de la playa sin despegar los labios, de vez en cuando un apretón de  manos transmitían sus emociones, su calor y su deseo.


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