sábado, 12 de septiembre de 2015

Leyenda


                                                    EL  MONTE  DE  LAS  ÁNIMAS
 
  La noche de difuntos me despertó a no sé que hora el doble de las campanas; su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria.
  Intenté dormir de nuevo; ¡imposible! Una vez aguijoneada, la imaginación es un caballo que se desboca y al que no sirve tirarle de la rienda. Por pasar el rato me decidí a escribirla, como en efecto lo hice.
  Yo la oí en el mismo lugar en que acaeció, y la he escrito volviendo algunas veces la cabeza con miedo cuando sentía crujir los cristales de mi balcón, estremecidos por el frío de la noche.
  Sea de ello lo que quiera ahí va, como el caballo de copas.
 
–Atad los perros; haced la señal con las trompas para que se reúnan los cazadores y demos la vuelta a la ciudad. La noche se acerca, es día de Todos los Santos y estamos en el monte de las ánimas.
 ¡Tan ponto!
–A ser otro día, no dejara yo de concluir con ese rebaño de lobos que las nieves del Moncayo han arrojado de sus madrigueras; pero hoy es imposible. Dentro de poco sonará la oración de los Templarios, y las ánimas de los difuntos comenzarán a tañer su campana en la capilla del monte.
-¡En esa capilla ruinosa! ¡Bah! ¿Quieres asustarme?
-No hermosa prima, tu ignoras cuanto sucede en este país, porque aún no hace un año que has venido a él desde muy lejos. Refrena tu yegua, yo también pondré la mía al paso, y mientras dure el camino te contaré esa historia.
  Los pajes se reunieron en alegres y bulliciosos grupos; los condes de Borges y de Alcaudiel montaron en sus magníficos caballos, y todos juntos siguieron a sus hijos Beatriz y Alonso, que precedían la comitiva a bastante distancia.
  Mientras duraba el camino, Alonso narró en estos términos la prometida historia.
-Ese monte que hoy llaman de las ánimas, pertenecía a los Templarios, cuyo convento allí a la margen del río. Los Templarios eran guerreros y religiosos a la vez. Conquistada Soria a los árabes, el rey los hizo venir de lejanas tierras para defender la ciudad por la parte del puente, haciendo en ello notable agravio a sus nobles de Castilla; que así hubieran solos sabido defenderla como solos la conquistaron.
  Entre los caballeros de la nueva y poderosa Orden y los hidalgos de la ciudad fermentó……..
 
 
La leyenda continúa si te interesa como finaliza búscala en el libro Leyendas de D. Gustavo Adolfo Bécquer al que la mayoría solo conocemos por sus románticas Rimas.
 
 
 Además de Bécquer, Machado, Gerardo Diego, Gayo Nuño, Dionisio Ridruejo, también están, Baroja, Pérez Galdós  entre otros. Que se han inspirado en la ciudad de Soria y su provincia.
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario