lunes, 25 de enero de 2016

AGRAVIOS Y QUEJAS DE FLORINDA

Bañado en sudor y llanto
El esparcido cabello,
El blanco rostro encendido
De dolor, vergüenza y miedo,
Deteniendo con sus brazos
Los de un loco rey mancebo,
Una débil mujer sola,
Ausente de padre y deudos,
así le dice a Rodrigo
ya con voces, ya con ruegos,
como si ruegos y voces
valiesen en tal extremo:
—No queráis, rey poderoso,
Sol del español imperio;
Que oscurezcan vuestros rayos
La nube de mi deseo.
La Cava soy de fuerza,
Y aunque al muro de mi pecho
Le falta la barbacana,
De todos es padre el cielo;
Sirviéndoos, la tiene el mío;
Desde el primer bozo negro
Le distéis honras y cargos,
No le afrentéis cuando viejo.
Con la sangre de mi honra
No se tiña el honor vuestro,
Mirad que eclipse de sangre
En reyes es mal agüero;
Mientras el vierte su sangre
Defendiendo vuestros reinos,
En otro combate infame
La suya estáis ofendiendo.
Temed, temed ofendelle;
Que podrá vengarse un tiempo,
Pues los nobles y soldados
Vos sabéis si son soberbios.
Rodrigo, que solo escucha
las voces de sus deseos,
forzóla y aborrecióla,
del amor propios efectos.
La Cava escribió a su padre
Cartas de vergüenza y duelo,
Y sellándolas con lágrimas,
A Ceupta enviólas presto.

 

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