domingo, 8 de noviembre de 2020

REMEMORÓ SU VOZ


  
El tren con unos minutos de retraso al fin hizo su aparición en la estación, iba cargada con una maleta, el portátil, su bolso y  el billete con la mirada buscaba el vagón correspondiente.

   —¡Clara, Clara!—oyó que una voz la llamaba  no le resultaba extraña se volvió a mirar de donde venía y desde la puerta de un vagón que no consiguió ubicar; si se entretenía iba a perderlo. Un estruendoso rugido  comenzó a sonar.

   Acomodada en su butaca respiró profundamente mientras su mente hacía esfuerzos por recordar al dueño de esa voz. Con la impaciencia de una adolescente no soportaba la incapacidad de  recordar al dueño de ese timbre  tan característico. Su memoria lo había archivado.

    El tren se adentraba en el túnel camino de la estación de Atocha, sin pensar se levantó, revisaba uno a uno cada vagón  no reconoció a nadie. En pocos minutos la máquina se detuvo.

     Se asomó a la puerta cosa inútil, el trasiego de viajeros formaba una barrera que imposibilitaba cualquier reconocimiento.

Al girarse oyó de nuevo— ¡Clara, Clara!—

  Volvió la cabeza pero tampoco vio a nadie familiar, se volvió a su asiento y miró por la ventana, a lo lejos creyó intuir una figura de hombre alto y delgado  cuyo porte que le recordó a alguien lejano… ¡Cómo iba a ser él!   Ha pasado toda una vida desde la última vez que intercambiaron sus mensajes encriptados, y también a través de las ventanillas de sus respectivos vehículos; allí gritó su nombre entre los rugidos de las dos fieras .

   Con sus respectivas parejas al volante  ellos atrás con sus hijos logró leer en sus labios un “te quiero” Clara le dedicó un gesto afirmativo por respuesta, entornó los ojos rememorando su voz diciéndoselo al oído.

    Ahora cuarenta años después sin verse ¿cómo podía ser él? Estaban cada uno en una punta del país; se recostó en la butaca mientras pensaba: ¡Qué boba, anda que no hay Claras por el mundo!....

    Al llegar a casa sonó el teléfono lo descolgó pero nadie le respondía solo una fatigada respiración se escuchaba al otro lado.

  Pasaron los meses sin volver a pensar en ello cuando  una voz triste le comunicó su muerte.

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