miércoles, 15 de julio de 2020

TROMPETAS Y TIMBALES III


Esa noche se durmió tatareando la música. Saltaba de una canción a otra hasta que  el sopor nocturno  le cerraron los párpados.
Era la primera vez en mucho tiempo que no tiraba el despertador, se fue a la ducha con la musiquilla en los oídos, después en la cocina tomó un vaso de zumo de naranja y subió al coche rumbo a la oficina.
Dentro del despacho comenzó a cambiar algunas cosas de orientación menos la mesa y la incómoda silla, se tomó un café con leche de la máquina  para comenzar  su ardua tarea, luego un pequeño descanso para el sándwich de media mañana y otro café para aguantar hasta el medio día.
A las ocho de la tarde se fue a Clamores necesitaba el jazz como alimento espiritual y un bocata de calamares con un rubia cerveza sin alcohol para mitigar el hambre y la sed.
Después de tres horas se fue a dormir hasta el día siguiente, así pasó la semana hasta el viernes por la noche que volvió a cenar con sus padres.
El sábado a primera hora tomaron un café con leche y se fueron camino de la sierra, una vez asentados padre e hijo se fueron a caminar entre los peñascos hasta la hora de comer. Un buen momento para descubrir al hombre, pensó Néstor.
—Oye papá, la otra noche nos dejaste muy sorprendidos jamás se me hubiese ocurrido pensar que tuvieses una vida oculta—
 Con una media sonrisa replicó— Todo esto pasó antes de conocer a vuestra madre  no se lo conté porque era lo mejor, pues cuando se abre un ovillo se empieza a tirar del hilo y no se sabe como acaba, así hemos disfrutado de una vida tranquila—
—Algunos recuerdos buenos seguro que guardarás—
—Cada año al llegar los carnavales mi mente viaja hasta Nueva Orleans, su Mardi Gras se basa en los nuestros, son las raíces que les dejamos mientras fue española; las peñas decoran las carrozas para el desfile pero solo puedes acceder si pagas la cuota o sea que lo de las peñas te suena eh? —
—Pues no lo has tenido que pasar nada bien, si te acordabas tanto—
—Con el tiempo te acostumbras a vivir con ello, no te queda otra—
— ¿y cuál fue el verdadero motivo de tu regreso, alguna mujer?—
Volvió a hacer una mueca que quiso ser sonrisa y respondió— Tú sabes que casi todas las bandas la componían negros, no es como ahora. A mí de vez en cuando casi al final de la actuación me dejaban tocar con ellos para practicar —
—No has contestado a mi pregunta—

—Pues si por una mujer, la conocí en el local al que acudía era muy hermosa, y sí era negra, nos veíamos a escondidas pues entonces no las dejaban salir con blancos, su hermano tocaba en la banda. Así por encima te diré que él se enteró  la obligaron a casarse con un amigo de la familia, me resultaba imposible verla y no hablarla y coger su mano por ello decidí poner agua y tierra por medio para seguir adelante—
—Lo siento por tu sufrimiento, pero gracias a ello estamos aquí—
—Guarda la trompeta y sigue con la percusión hasta que toque como  Lenny White te queda un arduo camino—
—A tanto no aspiro con hacerlo bien… Dime  algún nombre  con los que tocabas o no fueron famosos—
—Morton escribió muchas melodías con matiz español para que el jazz sonara auténtico. Las bandas de Fletcher, Duke Ellington y alguna otra que ya los nombres se me van de la memoria a fuerza de acallarlos, los años que no perdonan—
Anduvieron el camino de vuelta enfrascados en sus pensamientos, uno aflorando vivencias que solo él conocía y Néstor ordenando en carpetas como si del ordenador se tratase toda la información recibida.
El fin de semana había sido muy especial, enriquecedor, no importa donde te encuentres las vivencias y sentimientos te acompañan siempre, no se puede huir  de ellos por lejos que vayas.
Durante las semanas siguientes los fines de semana subía con sus padres a  la sierra, la habitación insonorizada por fin tenía alma, sonaba la trompeta y la percusión al compás de los vinilos de jazz.
Al llegar el verano llevó a sus padres al pueblecito serrano, mientras él se fue a recorrer los caminos con el equipaje cargado de ilusiones como otrora hiciese su padre.

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