sábado, 17 de octubre de 2020

GATOS PARDOS EN LA EXPLANADA

 Nuestros largos paseos a altas horas de la madrugada, descalzos por la playa con el agua lamiendo nuestros pies y hundidos en la arena todavía caliente, los cuerpos refrescados por la brisa es momento de confidencias, risas y de emociones a flor de piel.

Ensoñaciones bajo el influjo de la luna en el mar, espejo del firmamento, reflejo de los veleros que navegan hacia el horizonte.

Son instantes deliciosos que embriagan las almas y relajan los cuerpos, sentimientos que transmitir y la liberación de los sentidos…

Cuando el sol irrumpe en un estallido de fuego, esa misma playa se torna bulliciosa, variopinta y una enjambre de gente no dejan un ápice de arena. No queda  un resquicio de agua donde tonificar la piel, sin que una pelota te golpee o una persona te roce, y te asustas pensando que es una medusa.

Al atardecer se marchan como en una larga procesión de hormigas, cargadas con los bártulos hacia las paradas de los autobuses.

Son las mismas personas que luego llenan la Explanada arriba y abajo, de vez en cuando se sientan a degustar algún refresco, una rica horchata o una copa de helado.

Otras damos una vuelta observando a un grupo de músicos, y alguna pareja baila. Puestos de baratijas a precios no tan baratos. Todo se compra y se vende como en un mercado persa.

Pintores desconocidos ofrecen sus cuadros imitación de Sorolla a precios asequibles. Un poco más lejos algún que otro dibujante hace caricaturas. Mujeres africanas  escondidas  tras una palmera trenzan cabellos.

La guardia urbana de vez en cuando les pide los papeles, pero nadie huye, hacen la vista gorda mientras el orden impere, en éste mercado se trata de sobrevivir.

Así un día tras otro llegan gentes de todos los países,  una mezcolanza de idiomas cual torre de Babel. Nosotros vamos y venimos a lo largo de las innumerables playas o de los pueblos de las cercanas montañas.

Los  mayores que se quedan ocupan las sillas del paseo con distracción asegurada. Los demás aguantamos el pegajoso calor que este año viene con oleadas insufribles.

En las madrugadas insomnes aprovechamos la soledad de la playa y bajamos a dialogar con el mar.

 

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